Muchas cosas pasaron desde la última vez que me senté a escri bir. Y cuando digo muchas, son muchas: me despidieron y consegui un nuevo trabajo. Me animé a emprender y funcionó. Le dije a al-guien que lo queria en mi vida, mas no se emocionen, arrugó y todo se terminó.
Descargué Tinder, lo cerré, abrí Happn, fue peor, volvi a Tinder, luego les cuento. Me corté el pelo y ahora quiero que crezca, típico, ¿no? Fui feliz y muy triste. Empecé varios libros y volví a mirar peliculas que ya había visto (varias veces).
Dije si sin pensarlo y dije nunca más! Me anoté (de nuevo) en la facultad y llegó el covid. Di clases por Zoom y fue mágico. Volvi a sonreir, volvi a confiar y volvi a llorar. Me propuse hacer ejerci-cio y no, eso no pasó...
Me propuse reir con amigos y agradezco tener los mejores. Me cansé de las exigencias externas y de la inestabilidad emocional de las personas... bueno, esto no es nuevo, me volví a cansar. Ce-rré un ciclo y empecé una nueva vuelta al sol. Volví a escribir y me animé, una vez más, a contarle al mundo una nueva parte de mi historia.
Quiero ser mejor día a día: ser la alegria de mi hermano, el orgullo de mamá, la esperanza de papá. Para nada soy perfecta, pero aprendi lo suficiente para amar y dar siempre la mejor ver sión de mi. Nuevos objetivos, nuevos proyectos y unas ganas locas de ir por más.